Mapa herida. Borderland. BICO

Mapa herida. Borderland. BICO

El mapa de la herida de la frontera…
¿Será que vivimos constantemente heridos?
¿Será que nos destruimos y construimos constantemente?
Vivir en frontera es vivir herido, vivir en el intersticio, y esta realidad me mantiene despierta algunas noches, y me ha inspirado a querer ver de primera mano las heridas. Recorrer una ciudad tan dolida como la frontera más bella del mundo requiere de valor, un valor que los fronterizos debemos tener para afrontar la calle, pero que las fronterizas desarrollamos como cicatrices en el cuerpo, por ser la ciudad donde matan a las mujeres.
Decirse ser fronterizo podría tener niveles, pero tratar de entender es como el saber trágico que menciona Huberman (2010) es “un saber del sufrimiento”, es Pathosformel, algo “permite observar en el meollo de los gestos, los síntomas, las imágenes. Un saber trágico: una labor sisífica, o mejor, «atlanteana», trabajo que transforma el castigo en algo parecido a un tesoro de saber, y el saber en algo parecido a un destino hecho de infinita paciencia –de resistencia para «soportar» la aplastante disparidad del mundo”.
Tengo toda la vida siendo fronteriza, pero a partir del 2013 con una intensión revoltosa mi mirada se enfoca en responder la pregunta ¿qué es la frontera? La respuesta no es única, es plural, y nunca se podrá del todo generalizar, ni delimitar, la frontera es un oxímoron en sí misma, como concepto y como realidad. La frontera es herida abierta y es cicatriz, es portal y paso cerrado, es río y es calle, es libertad y cerrazón, es puente y es bloqueo, es un tren que pasa por las tardes, y es un campamento en cielo abierto, y es un lugar de jaulas y es una tarde de cielos naranjas.
Así, este mapa trata de capturar las ideas de manera reflexiva e interpretativa desde lo fronterizo, siendo mujer fronteriza. Para mapear la frontera es preciso colocarte y a la par dislocarte, “mantener viva la inquietud, es decir, la apertura a la extrañeza, a la extranjería, a la extraterritorialidad” (Huberman, 2010). Esta actividad empieza por la herida.

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